Una polinización compleja
La polinización de las orquídeas, debido a la complejidad de sus flores y a las intrincadas interacciones con sus polinizadores, es un asunto complejo que ha captado a lo largo de los siglos la atención de numerosos científicos, incluyendo a Charles Darwin.
Adaptación a la polinización por animales
El 97% de las orquídeas necesitan un polinizador para que la transferencia de polen de una planta a otra sea llevada a cabo. Debido a que el polen de las orquídeas se encuentra agrupado en masas llamadas polonias, la simple acción del viento no es suficiente, por lo que la acción de animales que la polinicen (moscas, abejas, avispas, mariposas, aves…) se hace imprescindible.
Pero esto supone que los animales en cuestión, deben verse incitados a visitar sus flores de forma regular, a distinguirlas, a detenerse en ellas el tiempo suficiente, y a que el roce de su cuerpo con los órganos sexuales de la flor sea tal que garantice la fecundación.
Por ello, muchas orquídeas utilizan reclamos y recompensas para atraer a sus polinizadores, e incluso recurren al engaño.
Veamos ejemplos de orquídeas polinizadas por abejas.
1.- Orquídeas que simulan poseer néctar:
Muchas especies de orquídeas poseen un espolón, cada especie de un tamaño y color específico. No obstante, casi ninguna de las especies con espolón aportan néctar. Sin embargo, las abejas reconocen en estas estructuras una fuente de alimento porque en las flores de otros tipos de plantas si aportan néctar, y por tanto las visitan; puede decirse por tanto que estas orquídeas engañan a las abejas (y abejorros y otros tipos de himenópteros) para forzarlas a visitarlas, y por tanto polinizarlas. Sin embargo, a pesar de esta estrategia el insecto es engañado sólo temporalmente, por lo que tras visitar 2 ó 3 flores acaba abandonando la planta, produciéndose sólo una fecundación parcial. Otras formas de reforzar el engaño es mediante la emisión de aromas y el colorido de los labelos (rojos, blancos, rosas, violetas y cualquier combinación entre estos colores) y los centros de color o manchas y líneas que convergen hacia la entrada del espolón, que se han interpretado recientemente como marcas de guías de néctar.
La polinización se produce cuando el insecto en su ansia por alcanzar el supuesto néctar contenido en la espolón, roza los retináculos, que son dos pequeñas bolsitas que están compuestas de una sustancia pegajosa, de forma que a los pocos segundos quedan adheridos los polinios a la cabeza del insecto, los cuales serán transportados, junto con el polen que contienen, a otras plantas cerrando el ciclo de polinización.
Orquídeas típicas de este proceso son las que pertenecen al género Orchis y Dactylorhyza.
2.- Orquídeas que poseen néctar:
Cuando las plantas ofrecen una recompensa real al poseer néctar, aunque son las menos, el insecto permanecerá durante varios minutos y por lo tanto la posibilidad de fecundar flores de la misma espiga es mucho mayor que en el caso anterior.
Son muy pocas las orquídeas que aportan néctar: Aceras anthropophorum y Anacamptis pyramidalis.
3.- Orquídeas que simulan poseer polen:
Este caso se produce en orquídeas del género Cephalanthera, en las que en el labelo se simulan estambres de color amarillo anaranjado. Por ello hay insectos que intentan recolectar este polen, e incluso llegan a rascar la superficie del labelo. No obstante el insecto reconocerá pronto el engaño, visitando sólo una o dos flores. El resto del proceso de polinización es similar a los casos anteriores.
Manuel
Excelente el artículo y para proteger las especies polinizadoras y mejorar en sí las orquídeas y sus híbridos